El Carnaval de Barranquilla se vive en el Museo Nacional de Colombia

Pensar en el Museo Nacional de Colombia de forma centralizada y aislado de los territorios implica seguir cayendo en vicios, posturas y conceptos de representación obsoletos.

Este museo, como una institución de carácter nacional, debe garantizar la preservación, investigación y valorización de las manifestaciones que dan cuenta de la gran diversidad cultural y patrimonial de nuestro país. Pero precisamente su carácter nacional lo compromete a pensar en clave de región y de territorios cercanos y lejanos geográficamente.

Por su parte, el Carnaval de Barranquilla es sólo una de las tantas manifestaciones de patrimonio inmaterial de nuestro país. En este sentido, pensar en una experiencia de representación del Carnaval de Barranquilla en el Museo Nacional de Colombia no solo debería ser una opción entre muchas, sino que es preciso que se convierta en un compromiso concienzudo, en el marco de un país que necesita descentralizar el acceso a la cultura y a los patrimonios, en el que el museo se constituye como un espacio real de debate y discusión sobre lo que somos y hacemos como colectividad, así como con nuestros patrimonios, nuestras acciones de salvaguarda y necesidades de ser y sentirnos parte de un proyecto común como grupos sociales. Lo delicado es ¿cómo asumimos el compromiso de representarnos en un museo que aún sentimos ajeno, distante y enaltecido? ¿Cómo el Museo Nacional de Colombia asumiría el compromiso de abrir espacios de representación para esas “islas” culturales que suelen ser las regiones? Ese es el reto.

Si el Museo Nacional de Colombia es una estructura compleja, el Carnaval de Barranquilla lo es aún más, debido a la gran diversidad de expresiones, saberes, lenguajes artísticos, simbolismos y actores que lo conforman. A pesar de que la Unesco declaró este carnaval como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad”, es víctima de explotación y extractivismo, al estar sometido a un grave proceso de gentrificación que evidencia su fragilidad. Esta situación ha sido consecuencia de una gestión del patrimonio que se debe poner en discusión, puesto que ha estado enfocada en una administración agresiva, en términos económicos y turísticos, que ha puesto en claro un divorcio entre las comunidades locales y los demás actores involucrados. Estas discusiones que deben ponerse sobre la mesa son precisamente, a mi modo ver, los cimientos sobre los que se debe emprender un ejercicio de representación del Carnaval de Barranquilla en el Museo Nacional de Colombia. Por tal razón, es necesario ampliar la discusión sobre los orígenes de este carnaval, la crisis de identidad y de apropiación social que atraviesa y su devenir que será el reflejo de lo que hagamos hoy.

A pesar de que estemos bombardeados de otras manifestaciones, el carnaval está en nuestro ADN. Cuando uno habla de carnaval, es una palabrita que encierra muchas cosas […] no solo la parte de las danzas y la música que está intrínseca en las danzas, sino que el carnaval es disfraz, mofa, sátira, repelencia, ironía, es burlesco, contestatario, el carnaval es crítico […] El Museo Nacional debe tener no solo muestras que sean itinerantes, sino unas muestras permanentes de esa representación de lo que son las diferentes expresiones, manifestaciones, festivales y, en el caso del carnaval, que la gente que lo visite conozca un poco de esa historia nuestra del Caribe colombiano y del Carnaval de Barranquilla.

Así que una experiencia de representación del Carnaval de Barranquilla, ya sea que se lleve a cabo en el Museo Nacional de Colombia o en cualquier otro espacio del país o del mundo, sí es posible, pero compleja, delicada y peligrosa si no se logran conciliar las tensiones que inevitablemente se presentarían, porque es problemático querer representar todo. Pero aun así, convocar a quienes hacen, conocen, viven y sienten la esencia del Carnaval es, en definitiva, una ruta museológica clave para garantizar la autenticidad de la experiencia de representación.


Kelly Acuña Lobo

Museóloga de la Universidad Nacional de Colombia

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